Un hombre detenido por intentar hacer estallar una bomba en una protesta contra el resultado electoral de Brasil se inspiró en el llamamiento a armarse del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro para crear un arsenal.
George Washington de Oliveira Sousa fue detenido el sábado, un día después de que la policía dijo que había frustrado su plan para hacer estallar un artefacto explosivo cerca del aeropuerto de Brasilia.
El incidente añadió una nueva dimensión a la violencia poselectoral en Brasil, donde la tensión sigue alta tras las elecciones más reñidas en décadas.
El ministro de Justicia entrante, Flavio Dino, comentó en una entrevista televisiva el lunes que será necesario reforzar la seguridad para la toma de posesión el domingo del presidente electo de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, quien derrotó a Bolsonaro.
"No estamos hablando de un lobo solitario", sostuvo Dino sobre Sousa y agregó que "hay gente poderosa detrás de esto y la policía investigará. No permitiremos el terrorismo político en Brasil".
El primer abogado de Sousa, Wallison dos Reis Pereira, dijo que había confesado y que estaba cooperando con la policía. Su actual abogado, Jorge Chediak, afirmó que aún no había hablado con Sousa, que está en la cárcel, pero afirmó que su confesión a la policía estaba llena de "contradicciones".
Sousa, de 54 años y gerente de una gasolinera del norteño estado de Pará, contó a la policía que la siembra de dudas electorales por parte de Bolsonaro inspiró su viaje a la capital el 12 de diciembre.
Tras llegar a Brasilia, se unió a una acampada de partidarios de Bolsonaro frente al cuartel general del Ejército que pedían un golpe de Estado
"Mi viaje a Brasilia fue para unirme a las protestas frente al cuartel general del ejército y esperar a que las fuerzas armadas me autorizaran a tomar las armas y destruir el comunismo", deslizó, según la copia de su testimonio.
Sousa dijo que se había convertido en un propietario de armas registrado en octubre del año pasado, uniéndose a un grupo que se ha sextuplicado a casi 700.000 personas desde que Bolsonaro fue elegido en 2018 y comenzó a flexibilizar las leyes sobre posesión de armamento.
El ejecutivo dijo que había invertido casi 160.000 reales (U$S30.800) desde entonces en su arsenal. Llevó dos escopetas calibre 12, dos revólveres, tres pistolas, un rifle, más de mil cartuchos y cinco cartuchos de dinamita en su viaje a Brasilia.
"Lo que me motivó a comprar las armas fueron las palabras del presidente Bolsonaro, que siempre enfatizó en la importancia de que los civiles estén armados diciendo: 'Una población armada nunca será esclavizada'", sentenció Sousa.